Hace pocos días tuve una entrevista con un cliente que me ha recordado una vieja práctica que creía ya olvidada pero que, al parecer, se resiste a desaparecer. Además, aprovechando que las últimas entradas de nuestro blog hacen referencia, directa o indirectamente, al descuento de efectos, he creído conveniente añadir un post sobre este tema.
Se trata del llamado papel pelota o papel de colusión que no deja de ser, en última instancia, un fraude a las entidades financieras. Se trata además de una práctica con escaso recorrido y que una vez detectada (¡¡¡y se detecta!!!) supone nuestra expulsión del Banco. Pero para nuestra sorpresa se sigue empleando con enorme asiduidad. ¿Cómo funciona? Intentaré aportar un ejemplo lo más gráfico posible.
Pongámonos en situación: pequeña empresa apurada por su falta de liquidez. Ha consumido la totalidad de sus fondos propios y tiene las pólizas de crédito empleadas al 100% o incluso al 110%. Lo único que tiene es una línea de descuento pero no tiene papel para descontar. ¿Solución? “Crea” papel. No existe ninguna venta ni ningún derecho real de cobro que lo respalde. Se inventan las letras necesarias para cubrir el importe que buscamos y luego acudimos a descontarlos a los bancos.
Pueden ser letras sin descontar que rellenamos con los datos de nuestra cartera de clientes (conscientes o no del fraude). De esta forma tengo hasta el plazo de vencimiento para conseguir ese dinero y recuperar el pagaré antes de que se haga efectivo (o en el caso de contar con la colaboración del cliente, llegado el vencimiento le traspaso el dinero desde otro banco para que haga efectivo el pagaré).
Desde Círculo Gacela recomendamos a nuestros clientes no acudir a este tipo de operaciones pues lo habitual en empresas de pequeño tamaño es no recuperar ese dinero a tiempo, y por ello acabar en un círculo vicioso con la emisión de nuevo papel pelota que lo único que consigue es ahogar aún más nuestras líneas y minorar nuestro margen de maniobra. La clave: una buena planificación. Sabemos que no es sencillo, pero la alternativa es mucho peor.
Juan Vázquez
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